Por el Dr. Luis Cerviño 

En 2020, como todos sabemos, se desató una pandemia mundial, y con ella una crisis sanitaria que se produjo en parte por no saber cómo atacar la enfermedad. Al iniciarse la guerra contra la COVID-19 —el coronavirus—, comenzó también otra guerra seria: la guerra de la información, que va desde debates sobre los orígenes, efectos y protocolos de tratamiento de esta crisis sin precedentes. Esto fue particularmente problemático para los profesionales de la salud —como yo— y aquellos con los que trabajé, ya que buscábamos brindar la mejor atención posible en una atmósfera de confusión generalizada. 

A medida que avanzaba la pandemia, se hizo evidente que la humanidad estaba dividida en grandes grupos: los enfermos, los trabajadores médicos, los políticos, y aquellos que usan —y abusan— regularmente de las redes sociales. Los que estaban enfermos se vieron afectados por un contagio que se movía con una velocidad impresionante. Los médicos y las enfermeras luchando contra un enemigo al que nunca nos habíamos enfrentado. Todos los políticos afirmaron que estaban tratando de controlar la situación, pero se hizo evidente que muchos estaban explotando la crisis para su propio beneficio. Las redes sociales difunden mucha información real, acompañada de una gran cantidad de desinformación falsa, inexacta y, a menudo, alarmista. 

Desde una perspectiva médica de primera línea, yo, junto con mi esposa y mi hija, vimos la pandemia en su peor momento. Mucha gente no se cuidó. Otros optaron por ignorar las medidas de cuidado bien meditadas. Este comportamiento fue decepcionante, lo que hizo que nuestro trabajo para tratar a los enfermos fuera aún más difícil. 

El rápido avance de la pandemia de COVID-19 se ha ralentizado, y todos esperamos que lo peor ya haya pasado. Pero durante este tiempo, me encontré con otra perspectiva, pensando en la gran cantidad de personas que están infectadas con una «pandemia» aún más devastadora. La Biblia lo llama «pecado», y su tasa de mortalidad es del 100 por ciento. En el libro de Romanos del Nuevo Testamento, vemos estas declaraciones: «Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios… Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor» (Romanos 3:23, 6:23). 

Como médico, al igual que mis colegas, me esfuerzo por brindar un tratamiento curativo a mis pacientes. Sin embargo, me doy cuenta de que, a pesar de todos mis mejores esfuerzos, ellos, y todos nosotros, moriremos algún día. Esto plantea la pregunta: «¿Qué sucede entonces?». Otro versículo del libro de Romanos explica la cura que Dios ha provisto para todos los que la acepten: «Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» [Romanos 5:8 RVR]. 

Pensé en nuestro Padre celestial. Vio cómo Su creación estaba actuando en desafío y rebelión contra Sus enseñanzas para una vida exitosa y fructífera. En Su Hijo, Jesucristo, Dios envió los medios para salvarlos, pero la gente todavía tenía que determinar si aceptaba esta cura. Mucha gente insiste en hacer lo que quiere, sin pensar o ignorando las consecuencias eternas que inevitablemente enfrentará. 

Si somos seguidores de Jesucristo, somos el personal de salud espiritual de Dios. Debemos trabajar para traer la promesa de Su salvación haciendo discípulos [ver Mateo 28:18-20 y Hechos 1:8]. Además de ayudar a las personas a recibir a Cristo y su provisión para la muerte espiritual, también es nuestro deber discipularlos, para que a su debido tiempo «…vayan y produzcan frutos duraderos…» para la eternidad [Juan 15:16 NTV]. Como mentores, discipuladores o maestros, podemos hacer nuestra parte para luchar contra la pandemia espiritual de la que nadie puede escapar. 

Luis Cerviño es cirujano maxilofacial en Torreón, Coahuila, México, donde reside con su esposa, Rocío, y sus dos hijos. Ha sido miembro de CBMC/CPEC en México desde 1997 y ha estado traduciendo Monday Manna del inglés al español desde 1999. Sus traducciones llegan a lectores en español en toda América Latina. 

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PREGUNTAS DE REFLEXIÓN/DISCUSIÓN 

1. Durante la pandemia, ¿contrajiste el coronavirus? Si es así, ¿cuál fue tu reacción ante los profesionales de la salud que te atendían, tratando de devolverte la salud? 

2. ¿Qué piensas de comparar la presencia del pecado, y sus múltiples manifestaciones, con una pandemia global, que tiene una sola cura, pero que está disponible para todos a través de Jesucristo? 

3. El Dr. Cerviño afirma que no es suficiente simplemente hablarle a la gente acerca de Jesucristo y Su pago por sus pecados en la cruz. ¿Él dice, basado en las enseñanzas de la Biblia, que también se nos da la responsabilidad de «hacer discípulos»? ¿Qué crees que significa eso? 

4. ¿Alguna vez has sido discipulado por otra persona? Si es así, ¿cómo ha sido esa experiencia para ti? Si no lo has hecho, ¿estarías interesado en convertirte en discípulo de Jesucristo para poder discipular a otros? 

(Para más información al respecto, puedes ir a https:/advance.cbmc.com/products/operation-timothy y hacer clic en el enlace a “Operación Timothy” bajo el encabezado PRODUCTOS). 

NOTA: Si tienes una Biblia y te gustaría leer más sobre este tema, considera los siguientes pasajes

Salmo 119:9-11; Mateo 28:19-20, Hechos 1:8, 2 Timoteo 2:2, 3:16-17; Tito 3:5 

Las versiones bíblicas usadas en El Maná del Lunes están indicadas por sus siglas: 

  • Reina Valera Revisión 1960 (RVR) 
  • Nueva Traducción Viviente (NTV) 
  • Nueva Versión Internacional (NVI) 
  • Traducción en Lenguaje Actual (TLA) 

 Maná del Lunes ® es una reflexión semanal de CBMC/CPEC (Comité de Profesionales y Empresarios Cristianos) – Conectando los “Negocios” del mercado y de Cristo, organismo internacional, sin fines de lucro y vínculos religiosos, fundado en 1930 con el propósito de compartir el Evangelio de Jesucristo con la comunidad profesional y empresarial.  

© 2022 – DERECHOS RESERVADOS. Traducción y solicitudes en español al E-mail: lcervino@yahoo.com distribución gratuita en su totalidad. Su reproducción se permite con los créditos adecuados. También disponible en alemán, Inglés, Italiano y Japonés, solicitarla a www.cbmcint.com