Por Austin Pryor
Hablar de donar, despierta una variedad de emociones. Para algunos, crea una gran alegría, incluso felicidad, sabiendo los beneficios que puede proporcionar a los demás. Para otros, causa frustración. Al tener recursos financieros limitados, algunas personas sienten que apenas pueden satisfacer sus propias necesidades, y mucho menos dar para ayudar a otros. Pero para aquellos de nosotros que deseamos seguir y ser obedientes a Dios, dar no es una opción. Estos son principios para considerar:
1. Tenemos el mandato de hacer el bien. El apóstol Pablo, instruyó a su discípulo Timoteo para que enseñara esto a los creyentes, diciéndole: «Mándales que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, y generosos, dispuestos a compartir lo que tienen» [1 Timoteo 6:18 NVI]. Dar prueba la sinceridad de nuestro amor por el Señor y por los demás. El mismo apóstol animaba a los creyentes de Corinto a que apoyaran económicamente a otros. Les expresó: «No estoy ordenándoles que lo hagan, pero pongo a prueba qué tan genuino es su amor…» [2 Corintios 8:8 NTV].
El dar también pone a prueba nuestra disposición a confiar en la fidelidad de Dios: «Y Dios proveerá con generosidad todo lo que necesiten. Entonces siempre tendrán todo lo necesario y habrá bastante de sobra para compartir con otros» [2 Corintios 9:8 NTV]. Bajo la dirección de Dios, puedes convertirte cada vez más en el tipo de dador alegre y agradecido que deleita el corazón del Señor. Él siempre ha sido fiel; por nuestra generosidad podemos también ser fieles a Él.
2. Dar con un sentido de urgencia. Deberíamos hacer lo que podamos ahora, en lugar de ahorrar para dar más después. Más tarde puede ser demasiado tarde. En su libro Becoming Real, [Volverse real, disponible en inglés] Steven James habla sobre la incertidumbre de la vida y anima a aprovechar al máximo cada día, cada semana, cada momento. La intención de James no es deprimir o desanimar a sus lectores; él está tratando de despertarnos: porque todos mueren en medio de «algo».
Las personas mueren mientras van al consultorio del dentista o conducen a casa después de las vacaciones; cuando se bañan o están viendo la televisión; mientras cortan el césped, hacen una barbacoa o disfrutan de una buena noche de sueño. Las personas mueren en medio de discusiones, rencores, sueños, planes, carreras, dolores de cabeza, angustias y noviazgos.
Es decir, no morimos cuando esperamos morir, después de que todas nuestras aspiraciones se hayan hecho realidad o hayamos logrado todo lo que nos proponíamos. La mayoría de nosotros morimos en medio de pretender que nunca moriremos, viviendo como si el mañana estuviera garantizado y esta vida durara para siempre. Hay que dar, ¡y dar ya!
3. Ser intencional en vivir y dar. La vida es un regalo. La muerte es una certeza. Esto debería impulsarnos a ser intencionales en nuestro vivir, e intencionales en nuestro dar. A menudo he oído a la gente decir cosas como: «¡Tienes toda tu vida por delante!». No tenemos toda nuestra vida por delante, tenemos toda nuestra vida, hasta ese momento, solo detrás de nosotros. Lo que tenemos por delante es un misterio, sabiendo que puede acabarse en cualquier momento.
Puede ser aleccionador reflexionar sobre la brevedad y la fragilidad de nuestras vidas, pero también puede ser beneficioso para los seguidores de Jesucristo que desean que el Señor reciba la mayor gloria posible de sus vidas. No queremos desperdiciar oportunidades para aprovechar al máximo la vida y los dones que Dios nos ha confiado. Como dijo una vez un hombre sabio: «Solo una vida, pronto pasará; solo lo que se hace por Cristo permanecerá».
No dejes pasar el tiempo, perdiendo la bendición de vivir y dar generosamente por amor a Dios y por el avance de Su reino. Como dice Gálatas 6:10: «Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos el bien a todos, en especial a los de la familia de la fe».
Austin Pryor tiene más de 40 años de experiencia asesorando a inversores y es el fundador del boletín y sitio web Sound Mind Investing. Es el autor de The Sound Mind Investing Handbook, que cuenta con el respaldo de respetados maestros cristianos con más de 100.000 copias vendidas. Austin vive en Louisville, Kentucky, con Susie, su esposa desde hace 54 años.
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Preguntas para la reflexión persona o la discusión en grupo
1. ¿Cuál es tu respuesta habitual cuando surge el tema de dar, de hacer donativos o colectas, ya sea en el entorno de una iglesia o cuando recibes una carta de solicitud de fondos, una llamada telefónica o una visita personal de alguien que te pide que dones a su causa?
2. Cuando lees que Dios nos ordena dar, ¿eso te hace sentir más inclinado a dar, o permaneces reacio, o hasta te resistes a veces? Explica tu respuesta.
3. La urgencia de dar ahora, en lugar de esperar una oportunidad posterior: ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de adoptar este enfoque para las donaciones caritativas?
4. ¿Hasta qué punto la confianza en la provisión de Dios influye en tus decisiones de dar? ¿Alguna vez dudas en dar a una buena causa, sintiéndote inseguro de que puedes permitirte hacerlo? ¿Por qué sí o por qué no?
NOTA: Si tienes una Biblia y te gustaría leer más, considera los siguientes pasajes:
Proverbios 3:27-28, 11:24-25, 18:16, 25:14; Hechos 20:35; 2 Corintios 8:1-15; 9:6-15.
Las versiones bíblicas usadas en El Maná del Lunes están indicadas por sus siglas:
- Reina Valera Revisión 1960 (RVR)
- Nueva Traducción Viviente (NTV)
- Nueva Versión Internacional (NVI)
- Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Maná del Lunes ® es una reflexión semanal de CBMC/CPEC (Comité de Profesionales y Empresarios Cristianos) – Conectando los “Negocios” del mercado y de Cristo, organismo internacional, sin fines de lucro y vínculos religiosos, fundado en 1930 con el propósito de compartir el Evangelio de Jesucristo con la comunidad profesional y empresarial.
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