Por Jim Langley 

Recientemente, me reuní con un pequeño grupo de escritores locales y me presentaron una pregunta que parece digna de usarse en muchos entornos. Imagínate mantener una conversación con alguien que acaba de expresar su declaración de propósito y tú, simplemente respondes con un: «¿para qué?». Luego, esperas pacientemente a que te den una explicación mucho más profunda de los motivos detrás de su misión y propósito. 

El escritor Russell Bishop ha utilizado esta técnica durante los últimos 40 años. Ha asesorado a innumerables personas con esta pregunta, para desafiarlos a considerar cómo pueden administrar mejor sus empresas comerciales. Bishop es conocido internacionalmente por su trabajo con clientes corporativos y grupales, y lo considero una de las personas más sabias y amables que he conocido. 

Me gustaría desafiarte a que consideres esta frase: «para que», para tu propio crecimiento personal, así como para tus interacciones con los demás. 

Si eres propietario de un negocio o simplemente deseas mejorar tu conciencia de cómo puedes ayudar a hacer de este mundo un lugar mejor, creo que esta breve frase puede ser fundamental para tu vida. Me sorprende la frecuencia con la que me viene a la mente la pregunta: «¿para qué?» desde que se me presentó este concepto. Aquí hay unos ejemplos: 

Voy a jugar golf: «¿para qué?» El golf ha sido uno de mis pasatiempos favoritos durante más de 50 años. Hubo un tiempo en que era bastante bueno en el juego, pero en estos días puedo decepcionarme fácilmente con mi nivel. Ahora planeo aumentar mis entrenamientos y, ocasionalmente, incluso practicar, para que pueda disfrutar más del juego. Además, planeo reducir mis expectativas, para que pueda estar más relajado y cómodo en el campo de golf. En estos días tengo la intención de que mis salidas de golf sean un agradable paseo por el parque. 

Voy a ir a trabajar: «¿para qué?». Durante los últimos 38 años he trabajado diligentemente en la industria de servicios financieros con la misma empresa. Ha habido muchos momentos difíciles, pero sigo comprometido con mis clientes. ¿Para qué? Para que sean atendidos de manera adecuada y protegerlos a ellos y a sus seres queridos en el futuro. Lo sé desde hace años, pero es bueno verbalizar para qué hacemos lo que hacemos, y comprender mejor nuestros motivos. Para mí, hay un versículo bíblico que se relaciona directamente con esto. En Colosenses 3:17, el apóstol Pablo exhortó a sus lectores: «Y todo lo que hagan o digan, háganlo como representantes del Señor Jesús y den gracias a Dios Padre por medio de él». 

Servir a los demás: «¿para qué?». He concluido que la mejor manera de demostrar mi amor por el Señor es a través de mi relación con los demás. En otras palabras, necesito atender las necesidades de mis clientes para que mi Padre Celestial esté complacido cuando pongo a otros antes que mis propias necesidades y deseos. Agradar a Dios es ahora la meta más importante en mi vida. Considera estas palabras que Pablo declara en Gálatas 2:20: «Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí» [NTV]. San Pablo estaba entregado a Jesucristo y enfocó todo lo que hizo para que el Señor fuera honrado. 

Permíteme terminar con este pensamiento: Hace dos mil años, Dios envió a Su único Hijo a la tierra. Jesucristo, el Dios Hombre, pasó aproximadamente 33 años en esta tierra con el singular propósito de morir en una cruz por nuestros pecados, ¡luego ser sepultado y resucitado para que podamos tener comunión con Dios y experimentar la vida eterna! Recibir a Cristo en nuestra vida, como lo describe Juan 1:12, equivale a un simple acto de fe. Pero una vez que hayamos hecho esto, puede revolucionar cada vez que pensamos en lo que sea que estamos haciendo y luego consideramos «¿para qué?». 

Preguntas para la reflexión persona o la discusión en grupo 

1. ¿Alguna vez te has preguntado por qué haces lo que haces? 

2. Si tienes una declaración personal de propósito, ¿cómo la ampliarías respondiendo a la frase «para que…»? Si no la tienes, ¿crees que deberías hacer una? 

3. Considera tu pasatiempo favorito, o una actividad que disfrutes. Aparte de consumir parte de tu tiempo libre, lo haces ¿para qué? 

4. ¿Crees que aplicar la frase «para que» a los planes, metas y aspiraciones es excesivo?  ¿Deberíamos ser capaces de expresar por qué determinamos hacer las cosas, los motivos detrás de lo que estamos haciendo? 

NOTA: Para obtener más información sobre lo que dice la Biblia sobre este tema, considera los siguientes pasajes: 

Job 42:1-5; Isaías 55:10-11; Juan 1:12; Efesios 1:7-10; Filipenses 3:10; Colosenses 3:23-25. 

Las versiones bíblicas usadas en El Maná del Lunes están indicadas por sus siglas: 

  • Reina Valera Revisión 1960 (RVR) 
  • Nueva Traducción Viviente (NTV) 
  • Nueva Versión Internacional (NVI) 
  • Traducción en Lenguaje Actual (TLA)