Por Jim Langley 

Durante mi vida, a menudo he considerado una carrera como entrenador de golf. Me ha gustado la idea de ayudar a alguien con su swing, ya que tengo un buen conocimiento de los fundamentos del juego y lo hago bastante bien. También me preguntaba acerca de ser entrenador de béisbol, pero me di cuenta de que había estado alejado del juego durante demasiado tiempo. Luego, Dios me guio en una dirección muy diferente, para usar mis habilidades de coaching personal para ayudar a amigos y colegas a retomar el rumbo en sus vidas personales y comerciales. 

Ya sea trabajando con un individuo o equipo en un deporte o involucrando a alguien en su vida personal y profesional, el entrenamiento eficaz requiere habilidades de observación y la capacidad de percibir las necesidades y el potencial únicos de la persona. También requiere la disposición del estudiante para aprender y aplicar los principios que se enseñan. 

Por ejemplo, un golfista profesional puede enfrentarse a la tarea poco envidiable de realizar los cambios necesarios en el swing de golf de un estudiante que ha estado golpeando la pelota de forma incorrecta durante años. Debe entrenar para superar la tendencia del golfista a volver a los viejos hábitos. De manera similar, en el coaching personal, el coach también debe ayudar a otro a aprender a cambiar viejas tendencias que pueden inhibir su crecimiento personal. 

Un programa de entrenamiento basado en la Biblia que completé hace varios años fue de gran beneficio, pero aprendí que ninguna cantidad de sinceridad traerá éxito si el individuo no está dispuesto a hacer los cambios necesarios para el crecimiento personal. Al tratar de entrenar a otros, lo que mejor me ha funcionado es estar junto a esas personas que muestran un verdadero deseo de mejorar algún aspecto de sus vidas. 

Los guío a través de un enfoque simple en pos de sus metas, llevándolos del Punto A al Punto B. Una vez que se ha alcanzado el Punto B, éste se convierte en un nuevo «Punto A» y los estudiantes determinan el nuevo «Punto B» que desean alcanzar, fortalecidos por el Espíritu de Dios. Mi trabajo es quitarme de en medio, monitorear el progreso, alentarlos, observar sus resultados y agradecer a Dios por lo que se ha logrado. 

La Biblia ofrece muchos ejemplos de coaching de vida. Aquí hay algunos principios que las Escrituras presentan sobre esta importante estrategia para el crecimiento personal y profesional. 

  1. Nos afilamos unos a otros. Si bien, el papel de un entrenador es ayudar a otra persona, ambas personas pueden experimentar un crecimiento a medida que interactúan entre sí con el tiempo. «Como el hierro se afila con hierro, así un amigo se afila con su amigo» [Proverbios 27:17 NTV].
  2. Nos esforzamos por un cambio de corazón. En el coaching de vida, primero buscamos un cambio de actitud. Una vez que el corazón cambia, la persona se motiva más para aprender, crecer y comprenderse mejor. El rey David oró con franqueza: «Señor, examina y reconoce mi corazón: pon a prueba cada uno de mis pensamientos. Así verás si voy por mal camino, y me guiarás por el camino eterno» [Salmo 139:23-24 RVC].
  3. Sacamos fuerzas unos de otros. En última instancia, nuestro Entrenador personal es el Espíritu Santo, pero Él usa a otros para que recibamos buen consejo durante los tiempos difíciles. «Es mejor ser dos que uno, porque ambos pueden ayudarse mutuamente a lograr el éxito. Si uno cae, el otro puede darle la mano y ayudarle; pero el que cae y está solo, ese sí que está en problemas» [Eclesiastés 4:9-10 NTV].
  4. Transmitimos lo que ha sido modelado para nosotros. Uno de los objetivos del coaching de vida es equipar a otros para que se conviertan en coaches efectivos para otros. «Lo que has oído de mí ante muchos testigos, encárgaselo a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros» [2 Timoteo 2:2 RVC].

 PREGUNTAS DE REFLEXIÓN/DISCUSIÓN  

  1. Cuando escuchas la palabra «coaching», ¿qué te viene a la mente? ¿Cuál crees que es la diferencia entre un coach, un mentor, un entrenador, un consejero y un maestro?

 

  1. ¿Alguna vez has pasado tiempo con un mentor o un entrenador de vida? Si es así, ¿cómo ha sido esa experiencia, tanto buena como mala?

 

  1. ¿Cuáles son los peligros potenciales de negarse a buscar o incluso aceptar coaching, ya sea con fines personales o profesionales?

 

  1. ¿Por qué crees que el corazón (la actitud o las motivaciones propias) es tan importante para tener una relación de coaching exitosa?

 

NOTA: Para obtener más información sobre lo que dice la Biblia sobre este tema, considera los siguientes pasajes: 

 Salmo 51:10-12; Proverbios 8:1,6-11; 15:21-24; 27:9-10; Juan 14:15-17; 1 Juan 4:19-21