Robert J. Tamasy
Uno de los documentos más valiosos, pero subestimado, tanto para la contratación como para la gestión de personas es la descripción del puesto. Diseñado tanto para el empleador como para el empleado, describe los deberes, responsabilidades y expectativas de un trabajo en particular para que ambos entiendan claramente lo que se espera.
Hace años, cuando fui contratado por el CBMC para servir como editor y director de publicaciones, la descripción de mi trabajo incluía servir como editor de la revista del ministerio y ser coautor de un libro con el presidente de la organización. Nunca había escrito un artículo para una revista, pero mis 10 años de escribir artículos destacados para periódicos proporcionaron una buena base. Y escribir un libro era una de mis metas personales, así que esto parecía una descripción de trabajo venida del cielo.
Sin embargo, las descripciones de trabajo no son a prueba de fallas. Cuando el jefe y el subordinado no están alineados en lo que implica un trabajo, pueden surgir problemas, incluso serios.
Recuerdo a un director ejecutivo que contó acerca de un momento en que se hizo a un lado con una empleada simplemente porque no estaban de acuerdo con lo que se esperaba.
Después de un tiempo, decepcionado con el trabajo de la empleada, la llamó a su oficina, dispuesto a informarle que ya no necesitaría sus servicios. Tratando de alivianar la situación difícil, le preguntó: «¿Te gusta tu trabajo?». «¡Me encanta!», ella respondió con entusiasmo. Atónito, le preguntó: «Bueno, dime cómo crees que estás». La empleada respondió indicando que sentía que lo estaba haciendo muy bien y describió con detalle las tareas que estaba realizando.
Entonces, el director ejecutivo se dio cuenta de que esta empleada estaba haciendo un muy buen trabajo, pero que no era el trabajo que él esperaba que hiciera. El problema no era el trabajo, sino su fracaso al principio de asegurarse de que ambos estuvieran de acuerdo con lo que se esperaba. En lugar de despedirla, terminó dándole un aumento de sueldo y una revisión exhaustiva de la descripción de su trabajo para aclarar sus responsabilidades.
Si eres un seguidor de Jesucristo, tienes una «descripción de trabajo»: lo que Dios espera de ti en tu papel como «Embajador de Cristo», como lo describe 2 Corintios 5:20. Podríamos citar muchas responsabilidades tal como se establecen en las Escrituras, pero aquí hay solo algunas:
1. Amar a Dios y a los demás. Cuando se le pidió que identificara el mandamiento más importante, Jesús respondió: «”Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Este es el primer mandamiento y el más importante. Hay un segundo mandamiento que es igualmente importante: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”» [Mateo 22:37-39 NTV].
2. Ser un trabajador de corazón. Debemos esforzarnos por ser testigos de Jesús con nuestras palabras, pero mostramos la profundidad y autenticidad de nuestra fe a través de nuestra diligencia y compromiso con la excelencia en todo lo que hacemos. «Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor» [Colosenses 3:23-24 NVI].
3. Trabajar con integridad. Dar prioridad a la honestidad y la integridad nos ayuda a sobresalir en el mundo empresarial y profesional donde el compromiso y la deshonestidad son rampantes. «La honestidad guía a la gente buena; la deshonestidad destruye a los traicioneros» [Proverbios 11:3 NTV]. «El Señor exige el uso de pesas y balanzas exactas; él es quien fija los parámetros de la justicia» [Proverbios 16:11 NTV].