Rick Boxx
Richard Blackaby, autor y orador internacional, narra la historia de un hombre de negocios que expresó su frustración porque Dios había guardado silencio cuando buscó sabiduría sobre si aceptar una oferta para un nuevo trabajo. Este negociante afirmaba que había aceptó el trabajo porque no escuchó la respuesta de Dios. Sin embargo, todo resulto ser una decisión terrible.
Blackaby dijo que mientras hablaba con esa persona, le hizo algunas preguntas para sondearlo, como: «¿Qué pensaba su esposa sobre el trabajo?», a lo que respondió el empresario: «Oh, nunca le gustó la idea».
Después Blackaby le preguntó si había consultado con su pastor. «Él no es un hombre de negocios, ¡así que lo ignoré!» respondió el hombre, y agregó: «Incluso mi hijo me dijo que no aceptara el trabajo, pero él es solo un niño». Al reconocer de inmediato cuál podría ser el problema, Blackaby observó: «Parece que Dios te habló varias veces. Simplemente no estabas escuchando».
Una de las preguntas más comunes acerca de vivir en la fe, cuando se enfrentan desafíos en la vida y el trabajo es: «¿Cómo puedo conocer la voluntad de Dios?». Encontramos ejemplos en la Biblia de personas a quienes Dios habló directa y personalmente: Noé, a quien se le ordenó construir un arca enorme; Moisés en la zarza ardiente; el profeta Eli cuando era apenas un niño y el apóstol Pablo en el camino a Damasco, entre otros.
Tal vez conozcas a alguien que afirma haber escuchado a Dios hablarle audiblemente. Sí, el Señor puede hacerlo de esa manera, pero esos casos son muy raros. Por lo general, no se comunica con nosotros de manera audible, no publica un mensaje en una valla publicitaria ni usa letreros color neón. Frecuentemente, Dios nos habla de otras formas. Consideremos algunas de ellas:
1. Dios habla a través de Su Palabra. Los 66 libros de la Biblia están repletos de verdades y principios aplicables a la vida cotidiana, incluso al mundo de negocios del siglo XXI. Como dijo una vez un alto ejecutivo: «Es el mejor libro de negocios que he leído». Y yo estoy de acuerdo, pues: «Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto. Dios la usa para preparar y capacitar a su pueblo para que haga toda buena obra» [2 Timoteo 3:16-17 NTV].
2. Dios habla a través de los consejos sabios. A veces nos resistimos a buscar consejo o no hacemos caso de lo que nos dicen, porque va en contra de nuestros deseos. Pero los consejeros sabios y confiables, de compañeros, de colegas, de un cónyuge sensato e incluso de un hijo perceptivo, pueden ayudarnos a evitar tomar decisiones equivocadas que alteren nuestras vidas. El sabio Salomón expresó: «Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; mas en la multitud de consejeros hay seguridad» [Proverbios 11:14 RVR]. Y también dijo: «Consigue todo el consejo y la instrucción que puedas, para que seas sabio por el resto de tu vida» [Proverbios 19:20 NTV].
3. Dios habla a través de las circunstancias. Al guiarnos, Dios tiene una manera de cerrar una puerta y abrir otra. «El hombre planea su futuro, pero Dios le marca el rumbo» [Proverbios 16:9 TLA]. «Los pasos del hombre los dirige el Señor. ¿Cómo puede el hombre entender su propio camino?» [Proverbios 20:24 NVI].
El Señor también puede guiarnos de otras maneras, pero la clave es escuchar y prestar atención. En Mateo 11:15, Jesús dijo: «El que tiene oídos para oír, oiga» [RVR]. Si le pedimos, Dios puede elegir hablarnos de muchas maneras, pero debemos estar dispuestos a escuchar.