Por Robert J. Tamasy

Mientras anticipamos el comienzo de un nuevo año calendario, es típico que muchos de nosotros queramos mirar hacia atrás y evaluar el año por terminar. ¿Cómo te ha ido este año? ¿Has tenido momentos de entusiasmo, éxito y logros? ¿Ha sido un año difícil lleno de desafíos y adversidades?, o ¿una mezcla de ambos?

Durante años he tenido la costumbre de reflexionar sobre el año que pasa, observando sus altibajos, los momentos de alegría y los momentos de tristeza o desaliento. Considero que ésta es una oportunidad útil para volver a sonreír ante acontecimientos y logros felices; recordar y aprender de los errores cometidos; y decir un último adiós a las oportunidades que se perdieron. Incluso éstas, puestas en perspectiva, pueden convertirse en motivos para «estar siempre regocijados», como nos anima a hacerlo la Biblia [ver 1 Tesalonicenses 5:16].

Mirar hacia atrás en el pasado puede ser útil, pero insistir demasiado en ello puede ser contraproducente. Como escribió el apóstol Pablo: «No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro únicamente en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús» [Filipenses 3:13-14 NTV]. Pablo no tenía amnesia por su lamentable pasado, pero determinó que la mejor manera de servir al Señor era permanecer mirando hacia el futuro tanto en la mente como en la misión.

Mientras nos preparamos para el nuevo año, ya sea con la esperanza de un nuevo comienzo o de la continuación de las cosas que iban bien, la Biblia ofrece sabiduría sobre la mejor manera de proceder. Consideremos lo siguiente:

  1. Planifiquemos con anticipación, pero no con preocupación. En nuestra planificación, a veces nos preocupamos por cosas como: «¿Qué pasa si esto sucede?» o «¿Qué pasa si eso no sucede?». Esa preocupación puede conducir a lo que algunos llaman la «parálisis por análisis». Jesucristo amonestó a sus seguidores a confiar en la provisión de Dios en lugar de dejarse consumir por la preocupación. «Por eso les digo que no se preocupen por la vida diaria, si tendrán suficiente alimento y bebida, o suficiente ropa para vestirse. ¿Acaso no es la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? Miren los pájaros. No plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque el Padre celestial los alimenta. ¿Y no son ustedes para él mucho más valiosos que ellos? ¿Acaso con todas sus preocupaciones pueden añadir un solo momento a su vida?» [Mateo 6:25-27 NTV].
  2. Planifiquemos con las prioridades correctas. El proceso de planificación a menudo implica determinar qué es lo más importante y perseguirlo, con todo lo demás en la perspectiva adecuada. Al confiar en que Dios proveerá todo lo que necesitamos (personas, recursos, oportunidades), es importante ponerlo a Él en primer lugar en nuestro pensamiento, confiando en Él para guiar nuestros pasos y nuestra toma de decisiones. «Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten» [Mateo 6:33 NTV]. «Encomienda al Señor todo lo que hagas, y tus planes tendrán éxito» [Proverbios 16:3 NTV].
  3. Planifiquemos teniendo en cuenta lo inesperado. El problema con la planificación es que las circunstancias no siempre se alinean con lo que hemos planeado. Las puertas de las oportunidades se cierran de golpe; otras se abren inesperadamente. Confiar en la dirección soberana del Señor ayuda a aliviar el estrés. «Confía en el Señor de todo corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus sendas» [Proverbios 3:5-6 RVC].
  4. Planifiquemos considerando el consejo de otros. Cuando planificamos en el vacío, confiando únicamente en nuestras propias ideas y conocimientos, podemos no ver los problemas con nuestro pensamiento o los desafíos potenciales que podríamos enfrentar. Los asesores confiables pueden ayudarnos a perfeccionar nuestras ideas y evitar errores de juicio graves. «Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; mas en la multitud de consejeros se afirman» [Proverbios 15:22 RVR].

© 2023. Robert J. Tamasy ha escrito Embajadores del mercado: el legado continuo de evangelismo y discipulado de CBMC; Lo mejor de los negocios: sabiduría eterna de Proverbios para el lugar de trabajo actual; Persiguiendo la vida con corazón de pastor, en coautoría con Ken Johnson; y The Heart of Mentoring, en coautoría con David A. Stoddard. El blog quincenal de Bob es: www.bobtamasy.blogspot.com.

 

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PREGUNTAS DE REFLEXIÓN/DISCUSIÓN

 

  1. ¿Te has tomado tiempo para reflexionar sobre el año que ya casi termina? ¿Qué conclusiones has sacado? ¿Cuáles fueron tus puntos y algunos de los bajos? ¿Tiendes a pasar demasiado tiempo mirando hacia atrás, especialmente en las cosas que desearías haber hecho de otra manera?

 

  1. ¿Cuándo empiezas a planificar el próximo año calendario? ¿Tu planificación es elaborada y extensa? ¿Escribes metas y objetivos específicos? Explica tus respuestas.

 

  1. ¿Qué papel – si lo hay – juega tu relación con Dios en la forma en que desarrollas tus planes para el futuro? ¿Crees que la fe y la espiritualidad deberían siquiera desempeñar un papel en el proceso pragmático de planificación? ¿Por qué si o por qué no?

 

  1. ¿Te consideras una persona preocupada, alguien que se siente ansioso al mirar hacia el futuro desconocido? Si es así, ¿cómo lo afrontas? ¿Cómo aconsejarías a alguien que a menudo se siente temeroso o aprensivo?

 

NOTA: Si tienes una Biblia y te gustaría leer más, considera los siguientes pasajes:

      Salmo 37:3-7; Proverbios 11:14, 16:9, 19:20; Filipenses 4:6-7; Colosenses 3:17,23-24

 

DESAFÍO

 

Involucrar a Dios en el proceso de planificación puede parecer desalentador, especialmente si no lo has hecho antes. Podría resultar útil considerar pasajes de la Biblia relacionados con la planificación, la orientación y la toma de decisiones. También es útil tener una o más personas en quienes confíe para que sirvan como cajas de resonancia que le ofrecerán comentarios importantes para los planes que formule. Un grupo de Asesores de confianza o Jóvenes Profesionales que compartan tus valores podrían resultar especialmente útiles. Si tiene un equipo CBMC en su área, podría ayudarlo a unirse a dicho grupo.