Rick Boxx
En mi carrera, he iniciado algunos negocios sin Dios y otros contando con Dios. Es decir, en algunos casos determiné qué tipo de negocio iniciar y manejé todos los detalles por mi cuenta, sin consultar a Dios. Para otros, me tomé el tiempo para orar, buscando la sabiduría y dirección de Dios, junto con Su dirección, para manejar todos los detalles que son tan esenciales para lanzar un nuevo negocio y encaminarlo hacia el éxito.
Descubrí que la diferencia es como intentar correr una carrera con fuertes vientos y tormentas en la cara en lugar de correr el evento con el viento a favor. En otras palabras, puedes intentar hacerlo de la manera más difícil o hacerlo de la manera (comparativamente) fácil. Iniciar una nueva empresa nunca es sencillo, pero aprovechar la infinita sabiduría, guía y provisión de Dios definitivamente ayuda a superar los obstáculos inevitables.
Al considerar iniciar un negocio, es fundamental que recordemos un principio importante: Dios es dueño de todo. Como nos informa 1 Crónicas 29:11: «Tuyos, oh Señor, son la grandeza, el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Todo lo que hay en los cielos y en la tierra es tuyo, oh Señor, y este es tu reino. Te adoramos como el que está por sobre todas las cosas» [NTV].
Medita en eso por unos momentos. Otro versículo de las Escrituras, el Salmo 24:1, declara: «La tierra es del Señor y todo lo que hay en ella; el mundo y todos sus habitantes le pertenecen». Ambos pasajes indican que Dios es quien está a cargo. Tiene control sobre todo el universo, grande y pequeño, y eso incluye nuestros negocios. Intentar construir algo en contra de los deseos de Dios o contrario a Su plan es un ejercicio de necedad.
Podemos mirar muchos ejemplos de emprendedores y líderes empresariales innovadores que sabiamente eligieron comprometer sus negocios con Dios desde el principio. Una fue la cadena de restaurantes Chick-fil-A, fundada por Truett Cathy, quien comenzó con un solo restaurante y vio crecer su empresa hasta llegar a tener miles de sucursales en todo Estados Unidos. No sólo dedicó el negocio al Señor, sino que también tomó la inusual decisión de cerrar los restaurantes todos los domingos, sin excepciones.
Antes de su muerte, Cathy dijo sobre su empresa: «No es necesario ser cristiano para colaborar en Chick-fil-A, pero sí aclaramos que basamos el negocio en principios bíblicos porque funcionan. Me resentiría si accionistas que no conocen el negocio intentaran decirme qué hacer».
Un día, hablando ante una gran multitud, Jesucristo les dijo: «Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar» [Lucas 14:28-30 RVR].
En última instancia, Jesús estaba hablando del costo de ser su seguidor: «Entonces dijo a la multitud: “Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz cada día y seguirme”» [Lucas 9:23 NTV]. Sin embargo, este es un principio que se aplica al iniciar un negocio: debemos elegir la base correcta sobre la cual construir.
Antes de lanzar un nuevo negocio, debemos tomarnos un tiempo para orar y buscar la voluntad de Dios. Si estamos trabajando con y sobre el plan de Dios, Él afirmará nuestro trabajo. Si ya has iniciado un emprendimiento sin incluir al Señor en la ecuación, deberías reconsiderarlo, más temprano que tarde.