¿Qué importancia tiene el dinero para ti? Tómate un momento para considerarlo antes de responder.

Hoy, en Maná del Lunes, presentamos: NO CONSUMIRSE CON EL AMOR AL DINERO, una reflexión de Jim Langley.

En algún momento de mi vida, me motivaba mucho la cantidad de dinero que podía acumular. La búsqueda de riqueza se convirtió en una forma de vida. Sin embargo, esto no es un algo nuevo o único. Ha sido así para la gente durante miles de años. El apóstol Pablo, al escribir a su protegido Timoteo, le ofreció estas sabias palabras: «Pues el amor al dinero es la raíz de toda clase de mal; y algunas personas, en su intenso deseo por el dinero, se han desviado de la fe verdadera y se han causado muchas heridas dolorosas» [1 Timoteo 6:10 NTV].

El dinero no es inherentemente malo, pero el amor al dinero puede causar maldad de muchas formas. No hay nada malo en tener dinero o desear ganarlo para satisfacer nuestras necesidades físicas, construir un negocio o adquirir cosas que queremos. Sin embargo, cuando se convierte en nuestra meta y nuestro dios, tenemos un gran problema. Hace años, había una popular calcomanía en el parachoques de un automóvil que proclamaba: «EL QUE MUERE CON MÁS JUGUETES GANA». Ese ingenioso dicho encontró el apoyo de personas enamoradas de tener más y más, cueste lo que cueste. Pero probablemente nunca consideraron seriamente qué tan grande podría ser ese costo.

El rey Salomón de Israel, una persona de gran éxito, abordó este tema de manera profunda. Por experiencia observó: Compartió su experiencia personal como alguien que tomó conciencia de que el amor al dinero es el equivalente a perseguir el viento. Es un ejercicio inútil. Atención a los siguientes principios:

1. El amor al dinero es la raíz de muchos tipos de males. Si estamos enamorados del dinero, no podemos estar enamorados de Dios, nuestro Padre Celestial. ¡Y no necesitamos tener mucho dinero para amarlo! Podemos no tener un centavo y todavía sentir un profundo afecto por el dinero y lo que este puede comprarnos. Podemos caer fácilmente en la malvada trampa de racionalizar que el dinero nos traerá felicidad y satisfacción. Personalmente he observado cómo el dinero puede crear grandes distracciones y alejarnos de lo que realmente importa en la vida.

2. Evitemos centrarnos en las cosas equivocadas. He visto a muchas personas exitosas obsesionadas con sus carreras hasta el punto de descuidar a sus familiares, amigos y su fe. Incluso los seguidores de Jesucristo pueden centrarse fanáticamente en ganar dinero, perdiendo de vista lo que es más importante en la vida. Podemos quedar hipnotizados por el poder magnético del dinero y cómo creemos que puede afectar positivamente nuestras vidas. A veces Dios permitirá que experimentemos dificultades, como enfermedades, pérdida de empleo, divorcios o muchas otras calamidades. convencernos de que el dinero, de hecho, no es la respuesta a nuestras necesidades y deseos más profundos.

3. Encuentra el almacén correcto. Jesús claramente advirtió a sus seguidores, diciendo: «No almacenes tesoros aquí en la tierra, donde las polillas se los comen y el óxido los destruye, y donde los ladrones entran y roban. Almacena tus tesoros en el cielo, donde las polillas y el óxido no pueden destruir, y los ladrones no entran a robar. Donde esté tu tesoro, allí estarán también los deseos de tu corazón» [Mateo 6:19-21 NTV].

Hay una pregunta importante que cada uno de nosotros debemos responder: ¿Dónde está tu corazón? ¿Se encuentra en el dinero y en las cosas que se pueden comprar aquí en la tierra, o se encuentra en tu relación con tu Padre Celestial? La Biblia nos instruye a amar a Dios, al decirnos: «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas» [Deuteronomio 6:5 NVI] y almacenar nuestros tesoros en el Cielo. Si hacemos eso, no nos arrepentiremos.