Por Robert J. Tamasy

Volví a leer el libro clásico: «¿Quién se ha llevado mi queso?», del Dr. Spencer Johnson, publicado por primera vez en 1998, esta alegoría aún resuena para muchos de nosotros actualmente. Con el ritmo cambiante de nuestro mundo que parece aumentar a diario, tal vez más en los negocios que en cualquier otro lugar, este pequeño libro continúa a la altura de su subtítulo: «Una forma asombrosa de lidiar con el cambio en su trabajo y en su vida».

Si no conoces la historia, se trata de dos ratones (Sniff y Scurry) y una personitas (Hem y Haw) que recorren un laberinto en busca de queso. Cuando descubren un lugar donde abunda, vuelven al lugar día tras día, disfrutando de su queso. Pero entonces un día, el queso desapareció.

Después de un poco de confusión, desconcertados por lo que sucedió con el queso que siempre había estado allí, los ratones comienzan a buscar queso en otras partes del laberinto. Con el tiempo, sus esfuerzos se ven recompensados, ya que encuentran más y mejores quesos que antes. Las personitas, sin embargo, inicialmente se niegan a aceptar que su queso acostumbrado se ha ido para siempre. Y regresan al lugar día tras día, solo para encontrar: que no hay queso.

Al final, Hem, impulsado por el hambre, decide buscar queso en otra parte del laberinto. Sin embargo, su contraparte, Haw, es terco. Se niega a reconocer que el queso ya no se encontrará en su lugar habitual. «¡¿Quién movió mi queso?!», pregunta repetidamente.

Muchos miles de empresarios y profesionales pueden identificarse con la historia del «queso». Es posible que su búsqueda no sea un queso real. Su «queso» puede ser más clientes, una carrera más satisfactoria, más dinero, una vida más feliz o algo más. Regresar al mismo lugar en busca de este «queso» cuando el suministro se ha agotado es inútil. La búsqueda del «queso» debe seguir un camino diferente.

En mi propia carrera, el «queso» se ha movido numerosas veces. A menudo, el cambio ha sido desconcertante. Me sentía cómodo haciendo el trabajo que había estado haciendo. Era familiar, me sentía en control, y la perspectiva de hacer un cambio importante era inquietante, por decir lo menos.

Las Escrituras no hablan específicamente del queso, pero abordan los desafíos de cuando alguien o algo parece haber movido nuestro «queso». Estos son solo algunos ejemplos de cómo la fe puede ayudarnos cuando nuestro «queso» se ha ido:

  1. Hay un momento para todo. Pocas cosas permanecen iguales en la vida. El cambio, nos guste o no, es inevitable: «Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora… tiempo de plantar, y tiempo de arrancar… tiempo de derribar, y tiempo de construir…» [ver Eclesiastés 3:1-8].
  2. Dios determina cuándo debe moverse el «queso». Cuando el cambio se vuelve necesario, podemos confiar en que Dios ya sabe lo que es mejor para nosotros. «Pues yo sé los planes que tengo para ustedes—dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza» [Jeremías 29:11 NTV].
  3. Cuando nuestro «queso» se mueve, suele ser por una buena razón. Dios tiene un propósito general y Él adaptará los cambios que enfrentamos en la vida a Su plan general. «Pon todo lo que hagas en manos del Señor, y tus planes tendrán éxito. El Señor ha hecho todo para sus propios propósitos, incluso al perverso para el día de la calamidad» [Proverbios 16:3-4 NTV]. «El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor» [Proverbios 16:9 NVI].

PREGUNTAS DE REFLEXIÓN/DISCUSIÓN

  1. ¿Habías oído hablar del libro: «Quien se ha llevado mi queso», antes de leer el Maná del lunes? ¿Qué piensas acerca de esta alegoría – historia moralista – tal como se describe brevemente?
  1. ¿Puedes identificarte con los ratones y las «personas pequeñas» en su sorpresa al descubrir que el queso se ha movido? Piensa en un momento en que tu propio “queso” se haya movido. ¿Cómo respondiste a la situación? ¿Eras más como los ratones, decidiendo rápidamente buscarlo en otra parte, o eras más como Hem y Haw, esperando obstinadamente o de mala gana que el queso fuera devuelto a su ubicación habitual? Explica tu respuesta.
  1. ¿Cuáles son algunos de los factores en el mercado del siglo XXI que hacen que nuestro “queso” se mueva con frecuencia, a menudo cuando parece más inconveniente o inesperado?
  1. ¿Cómo puede nuestra fe en el Señor darnos fortaleza y confianza mientras tratamos de enfrentar los efectos de cambios inesperados o no deseados en nuestras vidas o carreras? ¿Cómo puede ayudarnos en la forma en que respondemos, buscando encontrar dónde podría estar nuestro “queso” que han movido?

NOTA: Si tienes una Biblia y te gustaría leer más, considera los siguientes pasajes: Proverbios 3:5-6, 16:25, 21:2; Isaías 26:3, 41:10; Mateo 6:25-34; Filipenses 4:6-7