Por Robert J. Tamasy

Vivimos en un tiempo inusual. Cada vez más, las personas parecen no estar dispuestas a asumir la responsabilidad de sus decisiones y acciones. Para algunos, se ha convertido en un caso de echar la culpa a otros -personas, instituciones específicas o la sociedad en general- y asumir el papel de víctima. Si fallan, creen que no es culpa suya sino del “sistema” o de alguien más. Sin embargo, el hecho es que gran parte de lo que nos sucede es de hecho nuestra responsabilidad. Si fallamos o no alcanzamos nuestras metas o aspiraciones, no es culpa de nadie más que nuestra.

Helen Keller perdió la vista y el oído debido a una enfermedad cuando solo tenía 19 meses. Sin embargo, con la ayuda de una instructora dedicada, Anne Sullivan, superó sus considerables discapacidades para convertirse en autora, defensora de los derechos de las personas con discapacidad y conferencista. Uno de sus puntos fuertes era que nunca ofrecía excusas; en cambio, pudo afirmar: “Lo que estoy buscando no está ahí fuera. Está en mí.”

Citando el ejemplo de Keller, el consultor de liderazgo Tim Kight observó: “Los médicos no te hacen saludable. Los nutricionistas no te hacen adelgazar. Los profesores no te hacen inteligente. Los entrenadores no te hacen estar en forma. Ayudan, pero debes asumir la responsabilidad y hacer el trabajo”.

Vemos esto todos los días en el mundo de profesional. Para conseguir un trabajo, generalmente necesitamos elaborar un currículum, completar una solicitud y ser entrevistados primero. Para realizar una venta, debemos interactuar con los posibles compradores e informarles sobre el valor y los beneficios de nuestro producto o servicio. Para ganar un ascenso o un aumento de sueldo, tenemos que demostrar que somos dignos de ello. Como dice Kight, debemos asumir la responsabilidad y hacer el trabajo.

La Biblia tiene mucho que decir al respecto. Por ejemplo, afirma la virtud del trabajo honesto. «Porque aun cuando estábamos ustedes, les dimos la regla: El que no quiere trabajar, que no coma» (2 Tesalonicenses 3:10). Incluso hace 2000 años, las Escrituras enseñaban: “No existe tal cosa como un almuerzo gratis”.

Podemos admirar a un colega que entiende cómo integrar efectivamente su fe con su trabajo, pero nos costará esfuerzo lograr lo mismo. «Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad» (2 Timoteo 2:15). La “palabra de verdad”, la verdad de Dios revelada en las Escrituras, no nos llega por ósmosis. Debemos dedicar tiempo a leer la Biblia, estudiarla, meditarla y memorizarla para interiorizar sus verdades y principios para su aplicación práctica.

Al mismo tiempo, para convertirnos en un “embajador de Cristo” consistente y fructífero (2 Corintios 5:20), también debemos entender que, si bien tenemos un papel importante en nuestro éxito, también lo tiene Dios. Filipenses 2:13 nos dice: «Porque es Dios quien produce en nosotros el querer y el hacer según su buen propósito».

Esto se alinea con lo que Jesús enseñó a sus discípulos cuando declaró: «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador… Permanezcan en Mí, y Yo permaneceré en ustedes. Ninguna rama puede dar fruto por sí misma; debe permanecer en la vid. No pueden dar fruto si no permanecen en mí… separados de mí nada podéis hacer» (Juan 15:1-5). Debemos tomar la iniciativa y hacer el esfuerzo necesario, pero para realizar los propósitos de Dios para nuestras vidas, debemos confiar en Él. Como escribió el apóstol Pablo: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Filipenses 4:13).

© 2023. Robert J. Tamasy ha escrito Marketplace Ambassadors: Continuing Legacy of Evangelism and Discipleship de CBMC; Negocios en su máxima expresión: Sabiduría atemporal de Proverbios para el lugar de trabajo de hoy; Persiguiendo la vida con el corazón de un pastor, en coautoría con Ken Johnson; y The Heart of Mentoring, en coautoría con David A. Stoddard. El blog quincenal de Bob es: www.bobtamasy.blogspot.com.

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PREGUNTAS DE REFLEXIÓN/DISCUSIÓN

1. ¿Has observado que cada vez más personas parecen negarse a aceptar la responsabilidad de sus propias vidas, junto con las consecuencias de sus acciones y decisiones? Si puedes, cita un ejemplo que te venga a la mente. ¿Cómo te sientes sobre eso?

2. ¿Estás de acuerdo con las observaciones de que los médicos no nos hacen saludables, los maestros no nos hacen inteligentes y los preparadores físicos no nos hacen estar en forma? Entonces, ¿cómo podemos equilibrar los roles que estos y otros profesionales pueden desempeñar en nuestras vidas con nuestras propias responsabilidades para lograr los resultados deseados?

3. ¿Qué crees que enseña la Biblia acerca de la necesidad de que tomemos la iniciativa y la responsabilidad personal en el trabajo que hacemos y cómo conducimos nuestra vida diaria?

4. ¿Cómo podemos equilibrar “nuestra parte” en lo que Dios desea que hagamos como Sus embajadores o representantes con la parte que Él debe desempeñar si queremos lograr algo duradero incluso el valor eterno?

NOTA: Si tienes una Biblia y te gustaría leer más, considera los siguientes pasajes:

Eclesiastés 3:9-13; 1 Corintios 3:9; Efesios 2:10; 2 Timoteo 3:16-17; Santiago 2:14-18

Las versiones bíblicas usadas en El Maná del Lunes están indicadas por sus siglas:

Reina Valera Revisión 1960 (RVR)

Nueva Traducción Viviente (NTV)

Nueva Versión Internacional (NVI)

Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Maná del Lunes ® es una reflexión semanal de CBMC (Comité de Profesionales y Empresarios Cristianos), organización internacional, sin fines de lucro ni vínculos religiosos, fundada en 1930 con el propósito de compartir el Evangelio de Jesucristo con la comunidad profesional y empresarial.

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